domingo, agosto 26, 2007

Sugimoto

La carretera parecía un diorama.

HS


viernes, agosto 24, 2007

Paroles

Llueve. Te pensamos, te escuchamos.

L'amour nomade

Est vagabond
Ce n'est qu'un dirigeable
Vers l'horizon
L'amour bohème
S'en fout au fond
De ces impondérables
Désillusions
Déçues

Des pactes scellés
Qu'on croyait rompus
Des idées qu'on croyait reçues
La lune est pâle
Et son reflet dans la mer opale
Brille au loin
On est bien
Brille au loin
On est bien

L'amour frivole
N'est pas frileux
Il vit dans un atoll
Béni des dieux
L'amour suprême
Est vaniteux
C'est une tarte à la crème
Un double jeu de dupe

Un acte manqué
Au coin d'une rue
Un regard qu'on aurait pas vu
La lune est pâle
Et son reflet dans la mer opale
Brille au loin
On est bien
Brille au loin
On est bien

Coralie Clément/La mer opale

martes, agosto 21, 2007

Hay algo...

La ciudad revisitada, ciudad de la resistencia, ciudad íntima. Hay algo... en tus pasos, cuando caminas. Parece poco el tiempo que ha pasado. La memoria, donde la ciudad pierde su nombre. Yo te respiro calles, yo te siento altivos muros, yo te veo imponente campanario, y te atravieso en tu noche, cuando el regalo es un opúsculo de agua; y van tus huellas marcándose en mi pavimento, en la esquina Profesa de mi cara. En cada rincón hay una risa, hay la visión que se fugaba, y los pasos que caminan son otros pasos que los pisan. Nunca te acabas ciudad inmóvil, y yo te palpo como aquella lluvia.

m.

miércoles, agosto 15, 2007

M.

Despierto místico, abro los ojos a tu nombre. Olfateo los carros que vienen, me apresuro a chistar. Alguien dice “el clima en Puebla de los ángeles”, y giro el cuello bruscamente como si estuviera buscándote. Pantalleo, me fugo por momentos, siento como se va desplegando de mí la pereza acumulada en las horas de sueño. Mis manos están frías, pero en mi pecho, un motorcito se pone en marcha. Las cosas están allí, presiento que me miran, es el momento en que más se está solo: cuando cogemos el peine, cuando escrupulosamente trazamos con la plancha las líneas de la camisa. Creo que sin nada de esto estoy completo de ti

—de vos.

Empieza a haber más ruido. Tránsitos continuos en las avenidas, muchachas de faldas violetas, voceadores mugiendo, jóvenes con zapatos recién boleados, indígenas metidos en un cotón limpio, bordado con conejos—como una foto del bestiario nuestro—de hilos azul y blancos. Parece que vienen de Ometepec; alguna vez estuve allí, de paso, escuchando la guitarra y el violín. Olores a flores por doquier, ya te he contado que los camiones llegan cargados de ellas por la noche, su estruendo, que interrumpe o exalta una conversación, hace temblar la buganvilla, y adivino que causa pánico en algún distraído transeúnte. A riesgo de todo pasamos, hasta a riesgo de olvidarme en una esquina, camino. La luz del día festeja nuestro reencuentro

—es que es tan larga la noche, a veces.

y vuelvo a proyectar mi sombra. Secretamente le hago cosquillas a las banquetas. Miro a los lados, al cielo. Miro dentro de mí y te encuentro grabada. Sólo pocos, cuando voy en el coche, pueden ver que yo te llevo, porque, cómo explicarlo, saben mi sonrisa.

miércoles, agosto 01, 2007

Primero

de agosto, es un momento muy importante, definitivo.

La sangre gitana que llevo dentro, se mezcla en cóctel de dulce sabor; es agosto, así cantan los Héroes, letras preparatorianas. Mes del cumpleaños de mamá, mes de Agustino—mi gato desmedrado—mes de los infinitos agostios que leímos en Aira. El señor trae un sombrero escarlata. La muchacha oaxaqueña regala imperdibles. El pájaro canta, Tété también. ¿No quiere otra cosita? A ese joven le falta un tornillo pero come chocolate y juega ahorcado: _o_e. El sonido de un aerobús se clava en el cielo, y me imagino un pastel con forma de estípite. Los árboles son tarandos

—“El tarando es un animal grande como un joven toro, de cabeza como de ciervo, aunque algo mayor, adornada con astas largas y ricamente ramificadas, pata hendida, pelo largo como de oso grande, cuero algo menos duro que una coraza. Pocos se han visto en Escitia, pues muda de color según la variedad de sitios en que pace y mora, con lo que viene a representar el color de hierbas, árboles, arbustos, flores, lugares, pastos, peñas y, en general, de todo cuanto le es vecino; esta propiedad le es común con el pulpo marino, que es el pólipo, con los toes, con el licaón de la India y con el camaleón, que es como un lagarto tan admirable que sobre su figura, anatomía, virtudes y propiedad mágica escribió Demócrito un libro entero. Así lo vi yo mudar de color, no sólo por su vecindad con cosas coloreadas, sino por sí mismo, por efecto del miedo y otros sentimientos que tenía; como sobre una alfombra verde lo vi verdear, y, al poco tiempo, volverse amarillo, azul, pardo y violado, como vemos la cresta del dallo de Indias, que muda de color según sus pasiones. Lo que más admirable nos pareció en el tarando fue que no sólo su rostro y piel sino todo su pelo tomaba el color de las cosas a él vecinas.”

la fuente luce húmeda, la tierra blanda espera la lluvia de este mes, de agosto. Todo idéntico, mas hay palabras (Hagosto), hay secciones, hay ritmos. El tiempo como la escalera por la que asciende infinitamente el A Bao A Qu, el tiempo partidito para que sea más fácil digerirlo, con trocitos de treinta y un días y visitas al dermatólogo. Me siento con el cuello torcido, así no me sorprendes vida. Y pensar que ayer estaba la palabra julio (del lat. lulius). A veces no entiendo, ¿por qué tantos cuartos? Qué es esta función de ballet, esta muestra circense de payasos sin maquillaje, podría perderme, ya estoy perdido.

N. inventó un calendario para sí, unas horas para sí: dibujó ventanas de tiza allí donde unos hombres habían tapiado los muros. En fin, siento esta palabra en la cabeza: agosto.