sábado, octubre 27, 2007

Eres 'vos'...

Esta luna de octubre, que predijiste, opaca la luz del farolito enfrente de la casa. La buganvilla es una estatua de aquellos pasos. Recuerdos entrecruzados esta madrugada-noche. Cansino me recordó los abrazos de Zambrano con Zampuico, y yo encontré éste, que rescato del tedioso jueves.


Zampuico


No tengo sueño, todavía me faltan detalles técnicos en los planos. En los vanos intangibles que dibujo, se asoma el abismo negro de la pantalla que me hace recordar tu imagen; en los ejes, con su orden alfabético, con su colorcito verde, repaso una cronología de vidas que ya no están. Los quince centímetros con los que choco siempre se multiplican en el plano arquitectónico. Pero hay una estrella en la noche que me da lo más dulce, es ese tono afrancesado que tú llevas, es ese cómo.

miércoles, octubre 24, 2007

Ausente

El terror no está en la noche dulce que cae
y cubre de nieve lunar cada desnuda frontera
y une manos de sombra y en sombra deja lágrimas.
La vida es, ésa, la que se cura sola.
El verdadero terror se arrastra por dentro, donde
aunque el fango vuelva a cerrarse sobre sí mismo,
sigue llamando la voz desnuda.

Richard Blackmur

Sale sin diálogos, pensando en alejarse de este universo antropocéntrico. Cuenta las hormigas que se toman el agua de su vaso, el de color cremita que su hija le regaló. Va a la mesita, se sienta y mira las cosas que el hábito ha desgastado y cubierto de sedimentos. Encuentra relaciones inéditas, misteriosas. ¡Es mágico!—decía Germán—. Cuando escribe carga la tinta, se vuelve aproximativo, impreciso, lo hace adrede a propósito, otorgándose tajadas de vida. Su soledad es un término nuevo—¿cómo decirlo? ¿cómo explicarlo?—. Afuera, las luces del puerto mascullan invitaciones a ser voyerista. Afuera, de sus libros, los insectos gimen en la noche. Afuera, del campo visual de su visión, se prolonga su corazón hasta acá.

Retículas

El espacio ultraterrestre

Límite entre el espacio aéreo y el espacio ultraterrestre

1. El límite entre el espacio aéreo y el ultraterrestre sería aquel en el cual ya no existe atmósfera desde el punto de vista científico. La dificultad práctica que existe con esta teoría es la imposibilidad de precisar las fronteras de la atmósfera, ya que ésta no es uniforme, sino que comprende diversas capas.
2. Otra corriente sostiene que la soberanía estatal se extiende hasta aquella altura en la que es posible la ascensión y el vuelo de una aeronave en la atmósfera. La dificultad que ofrece este criterio es que el creciente progreso tecnológico en materia aeronáutica eleva constantemente la altura máxima en la que es posible volar. Otro problema, además, es el uso de ciertos tipos de máquinas híbridas que pueden volar como aeronaves mientras exista reacción aerodinámica, pero también pueden, con un sistema distinto de control, ser operadas como naves espaciales en ausencia de reacción aerodinámica.
3. También se sostiene que el límite entre el espacio aéreo y el ultraterrestre está constituido por el límite de campo gravitatorio de la Tierra, es decir, donde se desvanece la atracción terrestre y comienza a predominar la de otros cuerpos celestes. Este punto de vista ha sido criticado debido a que se extendería desmesuradamente la soberanía estatal, ya que se estima que la atracción terrestre alcanza hasta una altura de 260 000 kilómetros, en donde recién se produce el equilibrio con la atracción solar.
4. Para obviar estas imprecisiones y divergencias se ha postulado como límite máximo de soberanía y comienzo del espacio ultraterrestre una altura fija de 90 a 100 kilómetros. Este punto de vista tiene la ventaja de fijar con certeza un límite aplicable a todos los países y permite determinar con suma facilidad si un objeto dado se encuentra en el espacio ultraterrestre o bajo soberanía estatal.

En ausencia de un límite preciso, la opinión mayoritaria considera que el espacio ultraterrestre comienza por lo menos a partir de la altura más baja en la cual un satélite artificial haya sido colocado en órbita alrededor de la Tierra.

Tomado de: Ortíz Ahlf Loretta, Derecho Internacional Público

lunes, octubre 22, 2007

Cíclico

Días, horas. Amanecemos con una porción de tristeza, repartida en la noche estrecha y fría. Manos sin hablar. Ya no dicen lo que es recurrente, lo que nos pasa y sobresalta. El cuerpo se tomó su ración de infierno, ahora lo resiente. Presentimos en el amanecer de las cosas, las mentiras y las palabras que usan máscara. Inclinamos nuestros cuellos, desdoblando a fuerza de existir un alfabeto lleno de sonrisas. Cerramos los ojos, dormimos por los momentos en que extrañamos más. Intangibles, agotados, dubitativos, encerrados en nuestra carne marrón. Queremos respirar, que no nos detenga esa franja infinita de costa donde se hace imposible tocar el suelo húmedo, la arena tibia que enmarcó tus huellas. Nos vamos borrando lentamente, las fuerzas de no existir-nos son centrípetas. Las horas nos espinan. Dormir los anchos minutos, esconderse del tiempo para resistir. No, nada, no hay manuales ni libros que nos hagan gritar una loa a Tiempo. Debemos callar, mudarnos a las comparsas juveniles que nos degüellan la existencia, ser su carne de cañón y celebrar las tradiciones sabiendo que estas serán más peso para nuestra triste aflicción. Vivir, soñar, morir, y seguir estando con nosotros, hablándonos, respirándonos: haciendo del más simple acto cotidiano (coger el teléfono, meter la llave a la cerradura, peinarnos el pelo, cambiar la página del libro) el momento en que más nos reconocemos y, es entonces que dejamos caer esa lágrima, regando nuestras horas, días…

domingo, octubre 14, 2007

Cosas

Ahora el tiempo. Y sobre la mesa, las cosas: una tarjetita de la tercera edad, un “no me beses en los labios”, la portada de la película “El imperio contraataca”, un manual de técnicas de defensa, sets miniaturas para animalitos, el libro Architecture in Helsinki, una monísima estampa japonesa de estilo naíf, una ilustración de una mariposa en papiroflexia, manchas perfectamente elípticas de tazas de café, manchas solares en la pared, un collage de estelas mayas, una fotografía esplendorosa de Tin-Tan y Vitola, modestia aparte escrito en el borde de un periódico, fotos que recuerdan a las tapicerías de transportes públicos, un cromo de Mazinger Z, un flipbook muy bonito que me dan ganas de pasar el pulgar por sus páginas. Y sobre las aceras pasan los recuerdos de aquellos que veía en la tarde: un hombre llevando decenas de rehiletes, un trío de músicos con instrumentos diminutos...

viernes, octubre 12, 2007

Único

En la noche, en el camino, dixit Maribel: Pienso en Chilpancingo como un hibrido entre Cholula y Montevideo.


Losita
Imagenes de la obra "K", en Chilpancingo.

domingo, octubre 07, 2007

12:54 y 1/2

Comenzaré por escribir las palabras que recuerdo, las prolongaré en la pagina: las planizaré. Pronto se irá la pequeña noche que ensancha las horas en el pueblo, y llegaran las cosas vivas nuevamente a tropezarse conmigo. La cama me espera. Tu voz me alcanza las manos. Tus letras son como ríos en mí: fluyen, se calman, rompen... Distancia de cerros y de árboles nos acercan, los colores del sueño; nos besamos para despertar las estatuas: tú, de tu ciudad de templos y palacios; yo, de este pueblo repleto de capillas blancas y de santos. Quisiera acércame a vos y ser tu espacio

rodear el tiempo...

ensanchar tu sonrisa; deslizar mis dedos en cada vertebra como en un piano. Las palabras me persiguen, hundo las manos en los bolsillos y salen volando como serpentinas, se van y vuelven, me acuesto en ellas sobre la grama. En la distancia a veces me atormentan, ojalá no las supiera, casi ninguna, pero al menos me quedara.....................

12:57