domingo, mayo 27, 2012

Milton


Venimos haciendo menos días sin lluvia. Orquestados por ese antiguo sol que sin embargo tiene mi edad. La ciudad cambia y el ciclo de mis pasos exige más aliento y ritmo en el seco tránsito de las horas. Oigo mis voces incrustadas en las grietas de los muros de la ciudad. La calle es un cascarón abriéndose. Veo a ese vagabundo que camina al contrario de mí, como un guiño al pasado temerario, anunciando el lema de que la vida se va perdiendo en todo aquello que hemos amado. Mis piernas fuertes todavía conservaran tal vez diez años más la lucidez de la velocidad. La fotografía oscurecida, una palabra desaparece. El nombre de mi gato fallecido es trazado por infinitas filas de hormigas. Llevan como ofrenda un minúsculo trozo de hoja, cuyos bordes fosilizan por momentos al tiempo.