A Rosendo Radilla Pacheco
Hay una forma de protesta que me molesta sobremanera: el recuerdo.
El recuerdo convertido en moda es peligroso y punza y lástima los hechos: los tergiversa.
La memoria allí está trastocándolo todo.
Hay lutos y luchas que se celebran con el merchandising. Son pretextos para el desmadre para el desfogue. Y me preocupa que se consideren banales y hasta jocosos.
Hay días precisos en que no celebramos o sufrimos en colectividad nada: eso es olvido.
Y los días en que ebullen de quién sabe dónde los gritos y las fechas es cuando llegamos con nuestra máscara y un caramelo a tratar de endulzarlo todo. A ser patriota mexicano. A ser cívico obediente. A ser nada entre el vacío de la masa. A ser activista comprometido. A ser un vándalo valiente. A estar convencidos de que ese dolor y esa alegría es también nuestra.
A falta de cicatrices se las quitamos a otras generaciones. La nuestra parca, tan quietos todos a pesar de que descansamos los fines de semana.
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