(fragmentos)
En el triste solo quieto momento de pensar en ella. De recordarla en el silencio en que la oía, a pesar de la red de menudos ruidos que lo envolvían. Su silencio tranquilo y el silencio de ella que se oye, rodeándolo por murmullos pasados ya, por cantos de sirenas luminosas que veía, abajo en la vía, en silencio pasar. Conteniendo la respiración, suspendiéndose, estaba alerta del paisaje circundante; como si en cada oscuridad más densa asomaran puntas de estrellas allá donde es más lisa la superficie del cielo. Y esto servía para avivar sus recuerdos. Se abrían en el silencio como una ostra hasta el punto de que ella se fuera revelando como un distinto planeta o una palabra nueva. Entonces se gritaba por dentro la palabra de su nombre, se gritaba invocaciones poemas versos. Un eco largo avanzaba en la oscuridad de dentro de su cuerpo, siendo ella en él, siendo un silencio viajando adentro. Siendo sus ojos la noche. Sus ojos que siempre lo miraban en silencio, y él, contenía la respiración porque estaba en ella, porque había entrado a un mundo más allá de cualquier palabra, y en ese corazón de palabras había silencio.
Un silencio de calles empedradas separaban a las casas, y en las terrazas de ellas; en los balcones, había cantidad de Minos pensando en su Viola.
"Melancolía", fotografía de Amanda Ruiz, de
su estancia en Buenos Aires.
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