sábado, agosto 06, 2005

Escribir

Danzas nocturnas
Sylvia Plath

Una sonrisa cae en la hierba.
Irremediablemente! ¿Y dónde se perderán
tus danzas nocturnas? ¿En las matemáticas?
Saltos y espirales tan puros-
Sin duda recorren
eternamente el mundo, y no me quedaré
despojada de belleza: el don
de tu pequeño aliento, tu olor
a pasto mojado cuando duermes, azucenas, azucenas
Su carne no tiene relación.
Los fríos pliegues de su ego, la cala,
y el lirio, embelleciéndose a sí mismo.
Manchas, y un despliegue de pétalos ardientes.
Los cometas tienen que atravesar tanto espacio,
tanta frialdad, tanto olvido.
Así se desvanecen tus gestos
cálidos y humanos, luego su luz rosada
sangrando y desollándose
a través de las amnesias negras del cielo.
Por qué me son otorgadas
Estas lámparas, estos planetas
que caen como bendiciones,
como copos
hexagonales, blancos
sobre mis ojos, mis labios, mi cabello
rozándose y fundiéndose.
En ninguna parte.


Tengo nombre, tengo un dolor bastante inmoral como si hubiera sido pulido a través de martillazos, pero ya no daré pataletas, pienso en lo que me escribía maría por el “mesenger”:
—Tienes que escribir mucho, escribir sana—dice María, —tienes que encontrar a alguien que sepa consentir tu corazón, consentirte tú, decirte cosas lindas, comer rico; camina solo, camina mucho Inti, camino siempre uno de tus lados; trabaja, avanza, sí, avanza mi querido y cuando estés en otro lugar ya no te dolerá (puedes venir a Bogotá, acá está el espacio marrón siempre esperándote; recuerda que te dolerá si quieres que te duela, que te dolerá porque te gusta el dolor, Inti tienes tanto para dar, no dejes que agujereen tu corazón, eres un hombre tan fuerte—María, creo que soy débil—¿sí? Entonces es lindo porque eres también muy hombre, eres un hombre, te quiero, porque te conozco sé que eres capaz de querer mucho y muchas mujeres queremos eso... descansa...
Poder comunicarse con ella, agradezco tanto. Escribir (transcribirlo) esto sin dejarse dentro nada que pueda envenenarme, que crezca como cáncer salvaje, escribir lo que está fuera para no matarlo dentro: que las palabras humos se vuelvan, que se sequen, que me alivien. Soy mis esfuerzos perennes por alcanzarla, no soy el poema que me leía mi padre muchas veces, sólo soy el sonido de mi madre cuando canta, la quietud de mi hermana. A veces no reconozco mis manos cuando canto, pero es que ¿cuándo canto? a perdido firmeza mi mirada en la noche interminable de buscarte, pero eres la palabra de mis manos, el rojo de esos cuadros, los acordes de Javier Ruibal. Estoy en la zona más apartada de la casa, y me salva pensar en las zapatillas amarillas de esa muchacha, en las paredes recién pintadas de azul de la casa de Carmen, el viejo echando “volos” a su nieto, correr hasta ganarle al hombre que usa paliacate y ver a Melina. Me salva la voz de papá, hablándome fuerte, diciéndome que sonría, que no le gusta mi rostro ‘adusto’, diciéndome que no entiende mis sílabas pero que me quiere y que ya se va a dormir pero antes un abrazo, un beso. La tarta que compro Yoli para mí
—es para ti
su abrazo, mi soledad de ocho a nueve pm.Tengo esta gente que me quiere, tengo unas letras, teniéndote en mi corazón por siempre.


!Adios mi alegría llena de bondad¡

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