miércoles, agosto 01, 2007

Primero

de agosto, es un momento muy importante, definitivo.

La sangre gitana que llevo dentro, se mezcla en cóctel de dulce sabor; es agosto, así cantan los Héroes, letras preparatorianas. Mes del cumpleaños de mamá, mes de Agustino—mi gato desmedrado—mes de los infinitos agostios que leímos en Aira. El señor trae un sombrero escarlata. La muchacha oaxaqueña regala imperdibles. El pájaro canta, Tété también. ¿No quiere otra cosita? A ese joven le falta un tornillo pero come chocolate y juega ahorcado: _o_e. El sonido de un aerobús se clava en el cielo, y me imagino un pastel con forma de estípite. Los árboles son tarandos

—“El tarando es un animal grande como un joven toro, de cabeza como de ciervo, aunque algo mayor, adornada con astas largas y ricamente ramificadas, pata hendida, pelo largo como de oso grande, cuero algo menos duro que una coraza. Pocos se han visto en Escitia, pues muda de color según la variedad de sitios en que pace y mora, con lo que viene a representar el color de hierbas, árboles, arbustos, flores, lugares, pastos, peñas y, en general, de todo cuanto le es vecino; esta propiedad le es común con el pulpo marino, que es el pólipo, con los toes, con el licaón de la India y con el camaleón, que es como un lagarto tan admirable que sobre su figura, anatomía, virtudes y propiedad mágica escribió Demócrito un libro entero. Así lo vi yo mudar de color, no sólo por su vecindad con cosas coloreadas, sino por sí mismo, por efecto del miedo y otros sentimientos que tenía; como sobre una alfombra verde lo vi verdear, y, al poco tiempo, volverse amarillo, azul, pardo y violado, como vemos la cresta del dallo de Indias, que muda de color según sus pasiones. Lo que más admirable nos pareció en el tarando fue que no sólo su rostro y piel sino todo su pelo tomaba el color de las cosas a él vecinas.”

la fuente luce húmeda, la tierra blanda espera la lluvia de este mes, de agosto. Todo idéntico, mas hay palabras (Hagosto), hay secciones, hay ritmos. El tiempo como la escalera por la que asciende infinitamente el A Bao A Qu, el tiempo partidito para que sea más fácil digerirlo, con trocitos de treinta y un días y visitas al dermatólogo. Me siento con el cuello torcido, así no me sorprendes vida. Y pensar que ayer estaba la palabra julio (del lat. lulius). A veces no entiendo, ¿por qué tantos cuartos? Qué es esta función de ballet, esta muestra circense de payasos sin maquillaje, podría perderme, ya estoy perdido.

N. inventó un calendario para sí, unas horas para sí: dibujó ventanas de tiza allí donde unos hombres habían tapiado los muros. En fin, siento esta palabra en la cabeza: agosto.

1 comentario:

abc dijo...

La Vie mode d'emploi!!!!!!!!