Mi mano derecha está entumida, todo el brazo completo. Las hormigas me habitan, entraron en mí por una estría de mis uñas mientras soñaba. Inútilmente hago esfuerzos de calmarlas, quizá bailen y tengan asambleas. Siento sus aplausos dentro de mi carne, y mis dedos habitados si tuvieran ventanitas parecerían los buses llenos de la ruta San Lázaro-Aragón. No me causan dolor fisico, ni las deformaciones que me pronosticó la anciana han aparecido, sólo siento fehaciente mi mano; mi mano completa, pesada, envuelta en un tono moreno que se despliega fIrme, y suavemente crecen terciopelos erectos como mástiles. Miro mi mano embutida de nada, mientras las invasoras roen el metacarpo. Esta mano con la que te escribí cartas, y aprendí a releer tu cuerpo braille. Esta mano que me queda entumecida, sola, sin un lápiz, sin un guante, sin adioses. 13:01 hrs.
1 comentario:
sugerente comentario. gracias! (de verdad) es lo más sincero que me han dicho en mucho tiempo.
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