En el extraño retorno al mundo él abrió los ojos, y reconoció su rostro con las manos y sus piernas estaban más hábiles que nunca. Un polvito entre azul y blanco cubría su cabello. Sonrió como quien esta seguro de que ha cometido una fechoría y, pensó en las cosas quietas: el cielo, la arena, el color de los árboles y la quietud infinita del mar. Estaba solo. 13:53 hrs.
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