A maría le gustan las telas de araña. Recordaría entonces, una canción de David Bowie, un paseo en bus, mirando cómo las gotitas escurrían a través del cristal. Pensaría en ese abrazo intenso en la Central, y después me lo contaría todo, con palabras, señas y papeles que dejó olvidados en las breves horas, en que sola, convivió con la casa; de la que más tarde se escondería. Los encontraría en la mesa ordenados quisquillosamente. Los separaría y miraría su contenido: variedad de animales del mesozoico, un trozo de la geografía colombiana, uno azul y verde con la advertencia: "no te lo vayas a comer", y el que estaba repleto de arácnidos.
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