Es verdad. Noreste noreste. Toneladas de arenas de disculpas. Ya deje la 'o' en el borde marino. Noreste noreste. Sólo hay esto: mar, arena, restos de tenazas de cangrejos, 'efes' desdibujándose en la orilla, infinitas huellas, un edificio que tiene una pared de mármol bordeaux, un merci escrito en el costado de una lancha; no sé, quizá trozos de cielo, trozos de aire. Aquí, en mí, la portátil, y Home de Depeche Mode, una cruz dibujada en la palma de mi mano, ¡a treasure! Pero la extraño. Silencio y noche y Luna y S- y fotografías de las parrillas de estufas, y las palabras en el margen de los planos, y la 'y' repitiéndose en la pantala (así me gusta cómo suena). Y la pantala, registrando, escrutándome las puntas, de cabellos, de mis dedos, imperfectos, chuecos, pensando sólo en tocarte.
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