jueves, diciembre 22, 2005

Tus palabras determinadas.


S—
p.


Cuando se marcha o se aleja de una persona que ama, calla y espera una respuesta, una señal. Espera de pie y piensa que todo pasa, hasta el dolor tan inmenso pasa, de una manera incomprensible; no de un día para otro, pasa de igual manera que la vida. Piensa que aun siendo inteligente puede hacer muy poco en contra de su naturaleza y sus obsesiones. Piensa en lo infantil que fue, porque dijo todas aquellas cosas. Piensa que la quiere, por ella, porque ha existido desde ella. ¿Cómo decirlo? La vanidad y el orgullo pueden causar mucho dolor. Sin embargo, acepta el mundo paso a paso y poco a poco muere. 24 horas todos los días, implacables y decididas” como lluvia en su piel. Todavía la ve y todavía queda algo en su corazón. La ve en sus ojos y siente algo en su estómago. Pasan los días, la busca y se exalta. A veces le falta el aire, se detiene en las gradas: ya sólo le quedan los recuerdos. Le gustaría volver a verla, le gustaría decirle algo. Avanza. Le cuenta a alguien: últimamente la he visto, despierto y en sueños, la veo atravesar el anden, delgada, con su monedero de colores vivos, con su suéter morado, la veo descender el puente, o murmurarle algo a su hermano. Esta tarde la vi mientras estaba escribiendo y me quede tranquilo.

Quizás el mundo se acabe cuando se apaguen las luces de la ciudad. Son posibilidades. Ésta está determinada.

f.a.

martes, diciembre 20, 2005

Señal

Weeks later in Times Square

Anthony Browne

viernes, diciembre 16, 2005

Invitación

De Amanda



HOLA A TODOS:
LOS INVITO A QUE CONOZCAN MIS NUEVOS DISEÑOS DE ROPA PARA MUJER, VOY A ESTAR EN LA FERIA FUSION DEL SABADO 17 AL VIERNES 23 (VENUSTIANO CARRANZA NUM 25); ESPERO VERLOS POR ALLA EN EL COCTAIL DE INAUGURACION EL SABADO 17 A LAS 19:00 HRS, O SI NO EN EL RESTO DE LA SEMANA.
LES MANDO COMO ARCHIVO ADJUNTO UNA PROBADITA DE LO QUE PODRAN VER...
U BESO Y UN ABRAZO NAVIDEÑO A TODOS Y TODAS.
AMANDA


Diseños de Amanda



Calendario:
coctel de inauguración sábado 17 a las 19 hs
-arte en vivo (un artista pintando en vivo con una banda tocando)
-anti pasarela (gente normal desfilando los productos del bazar, para mostrar que los productos del bazar se los puede poner la gente que nos visita). Y
como siempre se destacan: un espacio de comida, café y más: peluquero itinerante, música en vivo, obras de teatro; a parte de 50 expositores (arte y diseño) exhibiendo y vendiendo sus productos. nuestro sitio web donde pueden consultar fotos y más información: www.proyectofusion.com.mx
ITINERARIO DE ESPECTACULOS
SABADO 17
17 hs SIROKO (percusión africana y malavares)
19 hs COCTEL INAUGURACION- Tocan en vivo: SONORA CENTRAL (cuarteto Neocumbia)
20 hs TIGGERS (Trip hop)
21.30 DJ LUNAR MONKEY MAN
DOMINDO 18
16 hs DUO DON SATUR (tango, guitarra y bandoneon)
18 hs KIN (deep house)
MARTES 20
16 hs MATCH DE IMPRO TEATRAL (Juegan Una mosca parada en la pared vs. Narcoimprovisantes, estudiantes de la ENAT y UNAM)
18.30hs MUSTANG (rock)
MIERCOLES 21
14 hs EL CIELO vs. EL INFIERNO (obra de teatro)
JUEVES 22
18 hs LURI MOLINA TRIO (Jazz)
VIERNES 23
16 hs EL ALACRAN (jazz)
20 hs CIERRE DEL EVENTO CON CICLOS (rock)

lunes, diciembre 12, 2005

Yuvia

A esta hora ya dejó la ciudad. Con toda seguridad estará bien y un poco más que dormida, resintiendo los efectos del narcótico que para ella es la carretera. Cuando despierte, se encontrará más cercana, dicho sea de paso, encontrará lo mismo: la estación de gasolina, la estatua de piedra, los concurridos estacionamientos de los restaurantes. Pero todavía permanece allá, en el lugar en que coincide la realidad con el sueño. Tal vez su acompañante—mujer, en este caso—le toque el hombro, la despierte y le señale maravillada, el maravilloso declive de los cerros o la apenas luz que se alcanza a filtrar por su borde. Porque es de tarde y aún se pueden ver las formas con colores; empañadas, es cierto, pero que destacan por sus profundidades y distancias. O quizá no y se quede en ese estado, acumulándose kilómetro a kilómetro, aproximándose a límites en que se hace imposible continuar dormida.
diario de notas de vuelta a la casa

sábado, diciembre 10, 2005

Fiat Lux

Único
inmutable
ilimitado
inmóvil
Son puntos, apenas pocos. Para ellos, hacer su recorrido nocturno nunca ha sido tan maravilloso. Se les empieza a ver cuando oscurece y cuando el tráfico rodado no es continuo. Los Hacedores de lucecitas, salen de su robusto automóvil, confiados en tejer, entre el limbo que hay de poste a poste, una cinta parpadeante que fascine con su intermitencia al ojo, o simplemente alegre, al que camina de noche y a esa señorita que deja flotar su pelo por la ventana. Para mañana (por la noche), la calle estará toda luminosa y bonita pero, repleta de un sentimiento contrario al animo que se mira en las parejas de amigos, que juegan con sus dedos a señalar esos puntitos de luz y que con apenas breves movimientos de sus dedos, dibujan un regalo: las antenitas de un insecto, el vientre de una oruga. Las sigo con el pensamiento cuando dejo de verlas, y cada que las veo, advierto que allá, en un lugar fuera del tiempo, las pudimos ver; y eso me llena de una gran ternura. Es cierto que me hacen llorar, pero yo no sabía que un llanto podía ser tan dulce, porque así existes dondequiera, y siempre estás brillando y cambias de colores, y te marchas en la lucecita roja y te fundes en aquella azul. Y nos vamos cuando cesa la noche, cuando cae esta palabra noche y subimos la palabra día, y entonces nos quedamos guardados en el hueco de la mano, déjame cerrarla para sentir que abrazo.

viernes, diciembre 09, 2005

N.

De anoche:

Las lucecitas me hacen llorar.

sábado, diciembre 03, 2005

Espantapájaros

Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo. Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando.Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... si es verdad que los cacuies y los cocodrilos no dejan nunca de llorar.Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca.Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

Oliverio Girondo



Se me acaban los caminos. Todos, después del llanto, me imantán allí. Cuando volví a verla, no dejaba de mirarla. Ni de hablarle decidido. Le contaba de los viajes: en todas las mujeres que veía te recordaba insistente: en el rostro desconocido del brazo extendido que lleva el paraguas, en las manos mojadas de las niñas que jugueteaban en el borde del mar; en la mujer que vuela la cometa. En la mujer con alas en la plaza y aquella que sonríe al pasar. Y me ahogaba en sus ojos de silencio. Ojos de mujer nueva, cómo hubiera deseado que me sobrará tiempo para rozar la punta de su mano. Le contaba de mi llorar de amor. De amor he llorado—le decía—“he llorado con la nariz y con las rodillas” “he llorado por el ombligo, por la boca”. Cómo adoré la memoria toda, como la aprecio ahora que la recuerdo. Cómo adoré ese poema de Girondo que de niño me hacía llorar y reír. Y la humildad de ella, novísima, consolándome. El amor es voluntario—dijo—no te mueras, no te jodas: aquí estoy, aquí estás, aquí estamos, aquí empezamos. Cómo quise besar su boca. Su boca nueva roja, sus labios de luna creciente. Su boca toda hablando con mi lengua, con mis dedos. Su boca de semilla de manzana. Su boca que toda cabe en mi boca y en tres de mis dedos. Su boca nueva que con un beso cierra las ventanas de las heridas. Cómo hubiera querido retroceder los pasos, el aliento, regresarme la cabeza, retardar el abatimiento de los párpados; reducir en centímetros la mesa que nos dividía y daba inicio a este duelo. A este ser tuyo mujer: cuando me miraste para despedirte con tus ojos humedecidos de ternura, y mirándome en silencio inmóvil vertical, pude creer otra vez en mis ojos y pude caer a ti desmayado. Sin embargo no puedo no dejar de verte. Gracias ¡tarde turquesa!

viernes, diciembre 02, 2005

Clisé

Amojileca está llena de luces, mejor que un traje de torero. Esta región que perfora las nubes, toda de frío cubierta, tiene justo en su cima una luz huérfana. Los coches descienden, parpadean las sirenas: rojo, azul, rojo; su timo desenfocado arrulla. Taciturna una voz cantando se detiene. La luz nos desilumina de pronto y, aparece de su boca el Poema XX (Cliché)

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
¡La besé tantas veces bajo el cielo infinito!
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
¡Como no haber amado sus grandes ojos fijos!
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido,
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise!
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta, la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Amojileca vuelve a iluminarse, ya es diciembre por cierto. Nunca tuve un árbol navideño, pero tengo Amojileca. En ella fluyen constantes y serenas las luces. Recorren las calles como hormigas atravesando la alacena y el armario. Parpadean, acompañan el paso de algún caminante. Alguien asomado a la ventana deja caer una diadema, que recorre la pendiente de la calle, se confunde con las sombras de los postes y un letrero que anuncia el sol para mañana. Sol magnífico en la piel. Nueva luz nueva. Como nueva piel y nuevos ojos. Manos limpias a escribir, una luz que me da rostro.

lunes, noviembre 21, 2005

Espiral


Para la mayoría de los moluscos, la forma orgánica no tiene mucha importancia en la vida de los miembros de una especie, dado que no pueden verse uno al otro o tienen sólo una vaga percepción de los demás individuos y del ambiente. Ello no excluye que estriados de colores vivos y formas que encuentra bellísimas nuestra mirada (como en muchas conchillas de gasterópodos) existan independientemente de toda relación con la visibilidad.



Coquilles

Acteon tornatilis con la concha horadada por el caracol depredador Natica.

Foto de Lluis Aguilar.


viernes, noviembre 11, 2005

Enzo Nussio

Hoy llegaron 5 cartas al buzón, rescato ésta. Es de Enzo, un amigo entrañable. La comparto por la vez en que prometimos sentar a la belleza en las piernas. Gracias amigo ¡
Mi más sincero abrazo.
Queridos amigos mexicanos...

Les escribo a todos juntos, espero que no les ofenda individualmente sino de fuerza a su sentimiento patriotico...

Estoy trabajando bastante en la Embajada de Suiza, y lo paso bien en Chile. Sabian que en Chile se dice Aji o Pico al Chile. El Pisco, que pronuncian como Pico, no me gusta tanto, por razones obvias... Estoy con la cuba, como Javier me lo enseno.

Estoy trabajando bastante. la semana pasade era el observador oficial de Suiza ante la conferencia general del Organismo para la proscripcion de armas nucleares en Latinoamerica y el Caribe. conoci un chingo de Embajadores de cada pinche pais de este continente. Estuvo divertido. Ademas de esto estoy escribiendo informes politicos para mi gobierno. Creo que nadie los leera pero vale madres.

Chile no es el pais prometido, las chicas son medio feas, nada comparado con Colombia. Colombia es una maravilla, vayan a Colombia, en serio. Ahi hay de todo y ademas no es tan peligroso como todos dicen, a mi por ejemplo me secuestraron muy pocas veces.

La gente en Chile no es tan amigable como en Mexico, son un poco introvertidos y no muy integrativos. Hay que hacer un esfuerzo para conocerlos. No obstante lo paso muy bien, salgo muchas veces y regreso a casa a las 8 de la manana a menudo.

A veces me dicen que tengo un acento mexicano cuando hablo espanol, jajaja. Lo tomo como cumplido pero el acento chileno no me gusta mucho. Ademas siempre quieren que yo diga cosas como "orale wey"... Cuando me preguntan eso, yo suelo responderle con un seco y clasico "chinga tu madre".

Cada vez que escucho la palabra Mexico (o palabras que suenan parecido como tragico o Mecanico...) pienso en ustedes. No voy a olvidarles aunque escribe poco...


Que les vaya muy bien
Enzo
(sic).

miércoles, noviembre 09, 2005

miércoles, noviembre 02, 2005

The Sand

Por todo, necesariamente.

I

Yo te sentía parte de aquel mar. Era mediodía. Con los huaraches en la mano, veía a la gente dando vueltas por la mar, guardándose en no sé qué partes de sus ropas, pedacitos de coral, alguna piedra; en barcas de motor remotas, sentados en la arena y nadando. No conocía a nadie, pero, maravillosamente sabía que estabas en aquel mar inmóvil —el más alejado de la playa—, surcado por los breves intervalos de tus brazos que, repetidamente, te acercaban al fondo de un secreto. Cada vez más libre de movimientos en el agua, te sentías contenta y cada vez con más ganas de nadar. Tal vez de llegar al mar abierto.

II

Saliste de una vez, te miré inmóvil, traías un divino bañador, vigilando tus lentos movimientos, mirando cómo el agua descendía por tu piel y, llegabas a la arena provocando en mí una breve sensación de inmortalidad. Después nos sentamos bajo un parasol. Arrojaba su sombra negra sobre nuestros cuerpos y la arena inundaba nuestros pies. Así nos quedamos algún tiempo, mientras la multitud de bañistas, ya sea acompañados o solos, se lanzaban a la mar y, los niños se zambullían en cada ola blanda. Cómo brillaban tus ojos mirando el movimiento de la superficie azul, parecía que la vida se gestaba a cada parpadeo, y en cada salpicadura blanca del azul contenido me dirigías una sonrisa.

III

El fondo marino de arena ondulada era deformado por tus pisadas. Volvías a la mar. Los rayos de sol parpadeaban entre las gibas del agua y tu pelo. Te sumergiste y aparecían algas, velocísimos pececitos estriados, rocas submarinas afiladísimas (escollos) y, arriba miraba el color que daba a la mar la silueta de tu cuerpo. La piel de tu nítida espalda y tus largas piernas, eran de una blancura reveladora entre el azul y moreno de las piedras. A cada brazada tuya, todo lo oscuro de tu pelo aparecía, cambiando en ti todos tus secretos. Cambiabas la dirección de tus movimientos, girabas en el agua, nadabas de una manera híbrida, alejándote. Mantenías en mí a la vida, ansiosa de hundirme allí, de pasar entre el navegar de las olas y abrazarte.

IV

La fuga de tu cuerpo había cesado, ahora descansarías. El sol dejó de estar en posición vertical y, comenzó el reflujo hacia la orilla de los que estaban dispersos por el mar. Llegaste, en tus ojos había una expresión de serenidad, llena de asombro y libertad. Todavía llevabas restos de agua en tus suaves hombros. Las yemas de tus dedos exangües y con los relieves ondulados rozaban tu piel al acercarte. Alzando los ojos me miraste, como aquellas veces en que nos enfrentábamos a vernos, a quedarnos callados dirigiéndonos miradas en secreto, simples: ¡hermosas!

V

Nos fuimos en la penúltima barca de motor, un viaje multitudinario —por así decirlo—. La barca partió enseguida, más veloz que cuando había llegado. Con sus movimientos misteriosos, nos dejaría la certeza de que nunca este lugar sería igual. Te tapaste los ojos sonriendo. Los dos estábamos sentados con las manos sobre las rodillas, sonreíamos, cansados, entre el naranja del salvavidas y un azul que se va. Para llegar a la playa, el muchacho de gafas conducía la barca partiendo en dos el mar. Se miraba la hormigueante costa acercarse, las barcas atracadas, las barcas volcadas; se miraba también la isla dejada, te miraba; la última fila de paseantes cubriendo su cara con toallas: morenos por el sol. Nos mirábamos esa tarde al llegar a la playa, todavía llena de castillos y volcanes de arena abandonados por los nenes. Y tú, breve, estremeciéndome. Moviendo mi vida, como un suspiro.

Mirar

sandra

domingo, octubre 30, 2005

lunes, octubre 24, 2005

En nombre de toda inmensidad

"¡Éter divino, raudas brisas, fuentes de los ríos y sonrisa infinita de las olas del mar, madre de todo! Pero también a ti quiero invocarte, ¡disco del sol, que todo lo contemplas! Miradme: soy un dios y, sin embargo, ¡qué trato he recibido de los dioses!..."

Esquilo, Prometeo encadenado, versos 31-35

Antes que la mañana venga, entre casuales sombras de tinta, sólo quiero mirar estrellas esta noche. El cielo más profundo que alguna vez. Saltar como caballito de ajedrez a él. Cada tarde, cada hora. Sólo más lleno. Más rápido, más entero y... mis ojos no pueden verlo.

viernes, octubre 07, 2005

A ti

confeti

Sólo un block de notas para recordarte. Hoy, siempre ocho hoy, cumples años. Una luz en tu cabecita. Muy adentro sonrío pensando en lo feliz que tienes que estar, en los abrazos que recibirás —o recibiste— en tus sonrisas y regalos, en las delicias posibles de comida, en tu blusa nueva o, el adorno que llevarás en el pelo. Siento desdicha de no poder compartir tus miradas, yo, que te quiero mirar en mí y sólo aparecen, recurrentes, los ojos de las personas que tienen la fortuna de mirarte. !Contenta mi querida¡ Te regalo mis suspiros, aquí... mis palabras agudas y esdrújulas. Mis ocho años de infancia vivacísima. A esa edad, mi papá aún vivía en Chicago. Siempre en sus cartas enviaba postales lindísimas, una era para mi hermana y la pequeña para mí; pero lo más bonito de tenerla, era sentir que entre esas imágenes de brillantes edificios, se podía sentir la textura de su letra. Trazaba surquitos con tinta, sin darse cuenta mi Viejo al escribir lo hacía con tanto peso en el cartoncito y dejaba eso: que yo traducía en abrazos y caricias. Te regalo eso —esto— que siento, ese recuerdo de niño, que conservo en mí con tanto cariño, como a ti. Me pienso así: un guachito de ocho años y cada pasito que doy, sin quizá saberlo, es un regalo de cumpleaños.
!Cuanto te quiero¡
La mayor felicidad


miércoles, octubre 05, 2005

Nicolás Paris

Dibujábamos nuestras sombras en el zócalo, cómo nos gustaba. Los jugos de mandarina, los bocetos de peces entrevidriados (aquellos cautivos en las peceras) y, los ambiciosos juegos por la calle que, terminaban siempre arrancándole sonrisas a los peatones; a mí, éstos, me recordaban “El Verano de Kikujiro”: interminable indefinible inolvidable. Hoy Nicolás expone en Bogotá, qué ganas de tomar el primer vuelo, aunque haga escala en Panamá y Medellín, de Acapulco a Bogotá. Suspiro grande... Agradezco enormemente a María, que estará a centímetros de él, para que le de el regalo que escogimos juntos en febrero, aquí en México. Es mágico que no haya tenido ocasión de verlo desde ese distante mes hasta hoy. Me gusta que pase así, porque eso provoca algo de extraordinario a nuestra gran amistad. "La propuesta de Nicolás Paris, involucra un interés en el análisis del espacio físico y el tiempo existente entre el cambio de un estado a otro, él decía (dice) que: "las partículas iniciales, esconden un todo que a su vez conforma la parte de otro todo mayor… escalas dentro de escalas, ciclos dentro de ciclos", me parece estarlo escuchando después de haber visto a William Blake, actuado por ese hombre que usa tan magníficos sombreros, aquella primavera de 2001. La reiteración de la imagen, la secuencia de una cosa repitiéndose a sí misma, y a su vez interactuando con el misterio da un sentido diferente a su realidad inicial". Nico, amigo grande, la mayor de las suertes a ti.
Del Greengo Nicolás Paris, Mota (detalle), materiales diversos, 15 cm, 2005

Jugando con ella

Carolina Rodríguez
Qué Bonito es dibujar
Me gusta dibujar, dibujar las cosas de la niñez, marcar fuerte mis trazos cuando quiero expresar algo, el dibujo me hace libre, la ciudad esta hecha de dibujos, los arquitectos dibujaron casas antes de hacerlas , los diseñadores dibujaron envases antes que tomáramos líquidos en ellos y dibujaron sillas antes de sentarnos en ellas, la ciencia y la economía realizan gráficos para representar sus datos, las calles tienen largas líneas que guían a los autos , hay dibujos hasta en las puertas de los baños que nos indican si es de hombres o de mujeres y desde la niñez el ser humano necesita del dibujo. Por eso dibujo sobre la niñez, porque es bonito volver atrás y reencontrarme con ese mundo maravilloso de pureza, y porque es necesario reflexionar cuando la niñez se ve transgredida.
Dibujar es volver a ser niño, dibujar es rayar en las paredes aunque este prohibido, a mi me gusta rayar con colores por que dibujar es muy bonito.

jueves, septiembre 22, 2005

Carta a Nashville

He visto poco a mi tía en la vida que tengo vivida. Como también muy rara vez he escuchado a mi padre hablarle. Manita—le decía—. Con el alma en su boca, él le enviaba a voz un gran abrazo. Vaya que lo necesita. Confieso que duele esa lejanía de sentirse tocado por un dolor “ajeno”, sin embargo se hincha la piel de impotencia, de no hacer, poder nada: solo esperar; recordarla en las brevísimas visitas que nos hizo. Recuerdo a ráfagas violentas sus regalos, la vez que caminamos trazando una aguja en el zócalo de México. Y hoy, a la hermana de mi papá casi se le muere el hijo.
—Es tu primo Betito—me enseñó alguna vez su foto mi tía, tan parecida a mi hermana, tan su piel como la mía.
—Está todo lleno de tubos—dice mi madre que le dijo mi tía al teléfono. Cómo salvar tan grandes distancias, cómo acercar-nos. Hoy nuestras oraciones son para ellos. Para los que están allende el mar y buscan hallar fin a tan terrible desconsuelo.
Con Usted tía Ana.

inti

viernes, septiembre 16, 2005

martes, septiembre 06, 2005

Música triste para una novela

No quiero que en este ‘posteo’, sean mías las palabras. Quiero, por así decirlo, dejar que alguien que sí sabe escribir sea leído. Haruki Murakami, con Tokio Blues, me ha hecho llorar y emocionarme. A veces andamos por allí; andantes y ciegos, ignorando que en cada metro que recorremos, a cada bocanada de aire respirada, se hacen o están gestándose, cosas maravillosas. Descubrimientos que lo apartan o transforman, haciéndole más amplia la esfera de la vida, pero también empequeciéndonos. Es así que cintila una oración en la cabeza: cómo he podido pasar tantos años sin.. (ella, por la ilusión juvenil de encontrar a Octavia, a ello, por los libros que todavía no he encontrado, o a eso, por los demasiados lugares que faltan por visitar y que muy a mi pesar serán pisados cuando los pies no sean tan hábiles). Aún así: todo haciéndose más grande, debe llegar. Por eso transcribo a Murakami, su escritura dolosa y etérea; su escritura sencilla, desborda múltiples imágenes: de melancolía, de ternura, del constante sobrevivir que nos va haciendo la vida.

Norwegian Wood
by The Beatles


I once had a girl

Or should I say she once had me
She showed me her room
Isn't it good Norwegian wood?

She asked me to stay
And she told me to sit anywhere
So I looked around
And I noticed there wasn't a chair

I sat on a rug biding my time
drinking her wine
We talked until two and then she said
"it's time for bed"

She told me she worked
in the morning and started to laugh
I told her I didn't
and crawled off to sleep in the bath

And when I awoke I was alone
This bird had flown
So I lit a fire
Isn't it good Norwegian wood?

“Es un gran agujero Negro de un metro de diámetro que se abre en el suelo, oculto hábilmente entre la hierba”
Naoko

Conocí a Naoko durante la primavera de mi segundo año de bachillerato. Ella también estaba en segundo curso e iba a un exclusivo colegio de monjas. Un colegio tan fino que, si estudiabas demasiado, te tildaban de hortera. Yo tenía un buen amigo llamado Kizuki (más que bueno era, literalmente, el único); Naoko era su novia. Kizuki y Naoko salían juntos casi desde su nacimiento; sus casas quedaban a menos de doscientos metros la una de la otra.
Al igual que muchas parejas que han crecido juntas, mantenían una relación muy abierta y no sentían unos deseos muy fuertes de estar a solas. Se visitaban con frecuencia, solían cenar con la familia del uno o del otro, jugaban al mahjong con ellos. Me habían incluido en varias citas dobles. Naoko venía con una compañera de clase y los cuatro íbamos al zoo, a la piscina o al cine. Debo reconocer que las chicas que me presentaba Naoko eran guapas, pero algo refinadas para mi gusto. Yo hubiera preferido a una de mis compañeras de la escuela pública, aunque fuesen menos sofisticados, alguien con quien poder hablar relajadamente. Para mí era un misterio saber qué estarían rumiando aquellas lindas cabecitas. Tal vez no nos hubiéramos entendido.
Total, que Kizuki desistió de organizar citas dobles y, en vez de esto, empezamos a salir los tres: Kizuki, Naoko y yo. Visto ahora, no era una situación muy normal, pero sí lo mejor que resultaba. En cuanto entraba una cuarta persona todo rechinaba. Cuando estábamos los tres juntos, aquello parecía un talk show televisivo: yo era el invitado; Kizuki, el anfitrión talentoso, y Naoko, su ayudante. Kizuki siempre era el centro de atención y sabía cómo llevarlo. Era cierto que tenía una vena sarcástica y que solían tacharlo de arrogante, pero, en esencia, era una persona amable y justa. Cuando estábamos los tres juntos, hablaba y bromeaba con Naoko y conmigo de manera equitativa, e intentaba que ninguno de los dos se sintiera marginado. Si uno permanecía largo rato en silencio, sabía cómo sacarles las palabras. Mirándolo, yo pensaba que debía resultarle muy difícil, pero ahora no lo creo. Kizuki tenía la capacidad de graduar, en cada segundo, la atmósfera del lugar y de adaptarse a ella. Además, tenía el talento de sacar a reducir las partes interesantes de la charla de un interlocutor que no lo era especialmente. Y cuando uno hablaba con él, tenía la impresión de ser alguien excepcional que llevaba una vida interesantísima.
Sin embargo, no era una persona sociable. En la escuela, yo era su único amigo. No entendía cómo una persona tan inteligente, un conversador tan brillante, no llevaba su talento a círculos más amplios y se contentaba con nuestro pequeño mundo de tres. Tampoco entendía por qué me había escogido como amigo. Yo era una persona corriente a quien le gustaba estar a solas leyendo o escuchando música, no tenía nada que pudiera llamarle la atención a alguien como Kizuki. Con todo, congeniábamos enseguida. Su padre era un dentista famoso por su habilidad y sus altos honorarios.
—¿Te apetece que salgamos en parejas este domingo? Mi novia va a un colegio de monjas y traerá a una chica guapa— me dijo Kizuki al poco de conocernos.
—Vale— le respondí.
Así conocí a Naoko.
Pasábamos mucho tiempo los tres juntos, pero, en cuanto Kizuki se levantaba y nos quedábamos solos Naoko y yo, jamás lográbamos mantener una conversación fluida. No se nos ocurría nada de que hablar. En realidad, no teníamos ningún tema de conversación en común. Y, ¡qué remedio!, nos limitábamos a beber agua o a juguetear con los objetos que había encima de la mesa sin apenas dirigirnos la palabra. Esperando a que volviera Kizuki. En cuanto aparecía él, se reanudaba la conversación. Naoko era un poco habladora, y yo prefería escuchar a hablar, así que, siempre que me quedaba a solas con ella, me sentía incomodo. No es que no congeniáramos, pero no teníamos nada que decirnos.
Naoko y yo volvimos a vernos pocas semanas después del funeral de Kizuki. Teníamos un asunto que tratar y quedamos en una cafetería, pero una vez que solventamos el problema no supimos qué decirnos. Saqué varios temas, pero la conversación languideció enseguida. Además, noté en la manera de hablar de Naoko cierta agresividad. Parecía enfadada conmigo, aunque yo desconocía el motivo. Luego nos separamos y no volvimos a vernos hasta pasados unos años, cuando nos encontramos por casualidad en aquel tren de la línea Chuo.
Quizás el motivo del enfado de Naoko fuese el hecho de que la última persona que habló con Kizuki fui yo, y no ella. Ésta no es la mejor manera de expresarlo, pero creo que entiendo cómo se sentía. De haber podido, me hubiera cambiado por ella. Pero era la típica cosa que, una vez que ha sucedido, no cabe hacer ni pensar nada.
Aquella agradable tarde de mayo, después de comer, Kizuki me propuso saltarnos la clase e ir a jugar unas partidas de billar. Dado que no sentía interés desbordante por las clases de la tarde, salimos de la escuela, bajamos tan campantes la colina en dirección al puerto, entramos en un billar y nos pusimos a jugar. Gané la primera partida, y entonces él se puso serio de repente, se concentró en el juego y ganó las tres partidas siguientes. Mientras jugábamos, no bromeó ni una sola vez, cosa rara en él. Después fumamos un cigarrillo.
—¿Qué te pasa hoy que estás tan serio?— le pregunte.
—Hoy no quería perder— me dijo Kizuki sonriendo satisfecho.
Se mató aquella noche en el garaje de su casa. Conectó una manguera al tubo de escape de su N-360, selló los resquicios de las ventanillas con cinta adhesiva y puso en marcha el motor. No sé cuánto tiempo tardó en morirse. Cuando sus padres, que volvían de visitar a un pariente enfermo, abrieron la puerta del garage para meter el coche, Kizuki ya estaba muerto. La radio del coche permanecía encendida; había un recibo de la gasolinera en el limpiaparabrisas.
No había motivos aparentes, ni dejó escrita una carta. Fui la última persona que habló con él, y la policía me llamó a declarar. Le expliqué al inspector encargado de la investigación que la actitud de Kizuki no me hizo sospechar nada, que se había comportado como siempre. El policía no parecía haberse formado una buena impresión ni de Kizuki ni de mí. Parecía creer que no era extraño que un chico que se saltaba las clases para ir al billar se suicidara. Salió publicada una pequeña nota en el periódico, y con eso se zanjó el asunto. Sus padres se deshicieron del N-360 rojo. En el colegio, sobre su pupitre, lucieron durante un tiempo unas flores blancas.
En los diez meses que transcurrieron desde el suicidio de Kizuki hasta que terminé el instituto, fui incapaz de hallar mi propio espacio en el mundo que me rodeaba. Salí con una chica, me acosté con ella, pero no duramos ni medio año. Ella no poseía nada que la hiciera especialmente atractiva a mis ojos. Elegí una universidad privada de Tokio en la que pudiera entrar sin estudiar demasiado e hice el examen de ingreso sin ilusión alguna. Aquella chica me pidió que no me fuera a Tokio, pero yo deseaba alejarme de Kobe como fuese. Necesitaba empezar una nueva vida en un lugar donde no me conociera nadie.
—¡Como te has acostado conmigo, ya no te importo nada!— berreó la chica.
—No es verdad— le dije.
Lo único que quería era irme de la ciudad. Pero ella no lo entendió. Y nos separamos. En el tren, camino de Tokio, me acordé de sus cualidades, de sus virtudes, y me arrepentí pensando que había sido muy injusto. Pese a todo, no podía volver atrás. Decidí olvidarla.
Recién llegado a Tokio, cuando empecé una nueva vida en la residencia, tenía un único propósito: tratar de no tomarme las cosas a pecho, mantener la debida distancia con el mundo. Nada más. Y decidí olvidar por completo la mesa de billar forrada de fieltro verde, el N-630 rojo y las flores blancas sobre el pupitre, la columna de humo alzándose desde la alta chimenea del crematorio, el pisapapeles con forma achaparrada en la sala de interrogatorios. Al principio, pensé que iba a lograrlo. Sin embargo, por más que intentase olvidarlo, en mi interior permanecía una especie de masa de aire de contornos imprecisos. Con el paso del tiempo, esta masa empezó a definirse. Ahora puedo traducirla en las siguientes palabras: “La muerte no existe en contraposición a la vida sino como parte de ella”.
Expresado en palabras, suena a tópico, pero yo en ese momento lo sentía como una masa de aire en mi interior. La muerte estaba presente en el pisapapeles, en las cuatro bolas rojas y blancas alineadas sobre la mesa de billar. Y nosotros vivimos respirándola, y va adentrándose en nuestros pulmones como un polvo fino.
Hasta entonces había concebido la muerte como una existencia independiente, separada por completo de la vida. “Algún día la muerte nos tomará de la mano. Pero hasta el día en que nos atrape nos veremos libres de ella”. Yo pensaba así. Me parecía un razonamiento lógico. La vida está a la orilla; la muerte, en la otra. Nosotros estamos aquí, y no allí.
A partir de la noche en que murió Kizuki, fui incapaz de concebir la muerte (y la vida) de una manera tan simple. La muerte no se contrapone a la vida. La muerte había estado implícita en mi ser desde un principio. Y éste era un hecho que, por más que lo intenté, no pude olvidar. Aquella noche de mayo, cuando la muerte se llevó a Kizuki a sus diecisiete años, se llevó una parte de mí.

Norwegian Wood
Extracto de la Novela de Haruki Murakami


Para Sandy

martes, agosto 30, 2005

Te extraño todos los días

“Soy yo quien te llevará de la mano a bailar con los dioses”
C.A.G.

Yo no quiero bailar con ellos, pero sí apretarte de tu mano.
Aún es lunes, mes de agosto. Las manos juegan con la idea de oprimir las teclas. Las que tienen en blanco el alfabeto. Una pausa, respiro, se escucha el balbuceo del TV y después silencio. Una habitación sin bombillas, pero iluminada por esos ojos de la fotografía, grandes abiertos, que todo lo abarcan. No me afeite tampoco hoy, me acuerdo pasándome la mano por la cara, como también me doy cuenta de que su nombre ha estado resonando en mi mente—como siempre—y el sabor de las sílabas me eriza la punta de la lengua. Decírselo dentro, silencia las conversaciones de la casa. En las noches, justo antes de dormir, se enrolla en mi corazón y en sueños, quizá, tan lleno de él, tan amarrado a él me siento, que despierto soltando el corazón y el alma. Su eco resuena tiernamente. La velocidad dispar de los automóviles deja de ser temeraria—por ahora—se convierte en un ronroneo que sube hasta la casa.

Vanitas, 2002, oil/linen, 12 x 12". Lynn Talbot



martes, agosto 23, 2005

sábado, agosto 20, 2005

De cena

Pal viejo

Adorábamos—quisiera recordar—las cenas de viernes por la noche. Según papá, los platillos del “Dennys” eran los “más sabrosos”. Creo que por eso nos comíamos esa noche de viernes, como una instantánea: rápida. Tan ágiles comíamos los cuatro a la mesa, yo tendría seis y medio—¿o cuatro?—vestido de trajecito verde militar y bien peinado, gracias al cariño y cuidado desmedido que siempre he tenido de mi madre. Creo que de ambos, pero en especial de ese pequeño núcleo que es mi familia. Recuerdo ahora, las noches de viernes, por ser precisamente viernes y de noche, porque siendo niño regresaba tumbado de sueño, pero con la barriga llena; y es aquí cuando queda bien escribir el otro cariño: el de papá, que se empeñaba en protegerme físicamente
—Omarcito, no te puedes dormir sin dar cincuenta vueltas...

¡ por Dios ¡ 50 vueltas para un niño de seis, después de haberse comido ordenes de cena, con mucho sueño; total esos recuerdos enternecen, me sobreviven, me hacen sentirme tranquilo y en paz, como seguramente acababa tendido en la cama después de la terrible caminata. Imposible de olvidar.


viernes, agosto 19, 2005

La forma correcta de llorar

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.
J. Cortázar

Posdata de la más reciente carta de Nicolás—mi amigo entrañable—, acompañada del enunciado tan simple y precioso: te mando un a b r a z o s a c a y u c a s. Le pido de ante mano una disculpa por si pueda llegar a cometer alguna indiscreción al publicar sus notas que, siempre le dejan a uno la sensación de ser abrazazo. ! Está de vivas mi gran amigo ¡


Omar

The Cry by Andrew Boardman

martes, agosto 16, 2005

Este lugar es de verdas

A maría le encanta la marimba, los solos de "Gualajo", campesino al que le cortaron el ombligo al nacer sobre una “chonta” (piano de la selva). A maría le fascina el Pacífico, ir a Gualajo y escuchar mar y marimba. Después escribe las palabras en la arena—las que le gustan—me las dice: currulao, bambuco, juga, patacoré, bunde, cununo, guasá... Pero lo que más me gusta es el sonido de marimba:
maría dice:
es como
maría dice:
las has visto, cierto?
inti dice:
sí, las he mirado, las he escuchado. Pero, cómo es que se sienten para ti
maría dice:
se sienten como el litoral pacifico colombiano: recóndito
maría dice:
puro
maría dice:
sano
maría dice:
negro
maría dice:
viento
maría dice:
descalzo
maría dice:
mar
maría dice:
arrevolverado
inti dice:
arrevolverado ¡
maría dice:
golpes secos de hombres sabios y silenciosos
maría dice:
negros
maría dice:
negros de ojos hermosos
maría dice:
de manos grandes
maría dice:

iremos a Gualajo, in ti



jueves, agosto 11, 2005

Yolitze

¡Cuiden a mi pusher! y si le pican la pancita
brinca y dice: hum hum. Y si le pican el cuello...
Es lo mejor ¡ Yoli quere uno de ellos...




adopt your own virtual pet!

sábado, agosto 06, 2005

Escribir

Danzas nocturnas
Sylvia Plath

Una sonrisa cae en la hierba.
Irremediablemente! ¿Y dónde se perderán
tus danzas nocturnas? ¿En las matemáticas?
Saltos y espirales tan puros-
Sin duda recorren
eternamente el mundo, y no me quedaré
despojada de belleza: el don
de tu pequeño aliento, tu olor
a pasto mojado cuando duermes, azucenas, azucenas
Su carne no tiene relación.
Los fríos pliegues de su ego, la cala,
y el lirio, embelleciéndose a sí mismo.
Manchas, y un despliegue de pétalos ardientes.
Los cometas tienen que atravesar tanto espacio,
tanta frialdad, tanto olvido.
Así se desvanecen tus gestos
cálidos y humanos, luego su luz rosada
sangrando y desollándose
a través de las amnesias negras del cielo.
Por qué me son otorgadas
Estas lámparas, estos planetas
que caen como bendiciones,
como copos
hexagonales, blancos
sobre mis ojos, mis labios, mi cabello
rozándose y fundiéndose.
En ninguna parte.


Tengo nombre, tengo un dolor bastante inmoral como si hubiera sido pulido a través de martillazos, pero ya no daré pataletas, pienso en lo que me escribía maría por el “mesenger”:
—Tienes que escribir mucho, escribir sana—dice María, —tienes que encontrar a alguien que sepa consentir tu corazón, consentirte tú, decirte cosas lindas, comer rico; camina solo, camina mucho Inti, camino siempre uno de tus lados; trabaja, avanza, sí, avanza mi querido y cuando estés en otro lugar ya no te dolerá (puedes venir a Bogotá, acá está el espacio marrón siempre esperándote; recuerda que te dolerá si quieres que te duela, que te dolerá porque te gusta el dolor, Inti tienes tanto para dar, no dejes que agujereen tu corazón, eres un hombre tan fuerte—María, creo que soy débil—¿sí? Entonces es lindo porque eres también muy hombre, eres un hombre, te quiero, porque te conozco sé que eres capaz de querer mucho y muchas mujeres queremos eso... descansa...
Poder comunicarse con ella, agradezco tanto. Escribir (transcribirlo) esto sin dejarse dentro nada que pueda envenenarme, que crezca como cáncer salvaje, escribir lo que está fuera para no matarlo dentro: que las palabras humos se vuelvan, que se sequen, que me alivien. Soy mis esfuerzos perennes por alcanzarla, no soy el poema que me leía mi padre muchas veces, sólo soy el sonido de mi madre cuando canta, la quietud de mi hermana. A veces no reconozco mis manos cuando canto, pero es que ¿cuándo canto? a perdido firmeza mi mirada en la noche interminable de buscarte, pero eres la palabra de mis manos, el rojo de esos cuadros, los acordes de Javier Ruibal. Estoy en la zona más apartada de la casa, y me salva pensar en las zapatillas amarillas de esa muchacha, en las paredes recién pintadas de azul de la casa de Carmen, el viejo echando “volos” a su nieto, correr hasta ganarle al hombre que usa paliacate y ver a Melina. Me salva la voz de papá, hablándome fuerte, diciéndome que sonría, que no le gusta mi rostro ‘adusto’, diciéndome que no entiende mis sílabas pero que me quiere y que ya se va a dormir pero antes un abrazo, un beso. La tarta que compro Yoli para mí
—es para ti
su abrazo, mi soledad de ocho a nueve pm.Tengo esta gente que me quiere, tengo unas letras, teniéndote en mi corazón por siempre.


!Adios mi alegría llena de bondad¡

viernes, agosto 05, 2005

Artículo

Espace Radical
UN CHANTIER

Voici quelques fragments d’une scène primitive de l’Architecture vue par l’imagination d’un sauvage. Vous pouvez les interpréter littéralement et dans tous les sens, comme disait Rimbaud, un des sens possible étant qu’il existe encore au-delà de toute illusion ou désillusion un futur de l’Architecture auquel je crois, même si ce futur de l’Architecture n’est pas forcément Architectural. Il y a un futur de l’Architecture pour la simple raison qu’on n’a pas encore inventé l’édifice, l’objet Architectural qui mettrait fin à tous les autres, qui mettrait fin à l’espace lui-même, ni la ville qui mettrait fin à toutes les villes, ni la pensée qui mettrait fin à toutes les pensées. Or, c’est bien là notre rêve fondamental. Tant qu’il n’est pas réalisé il y a encore de l’espoir.
On peut penser que dans l’Architecture aussi on peut à partir du génie du lieu, à partir du plaisir du lieu peut-être, et en tenant compte de choses qui sont souvent de l’ordre du hasard, inventer d’autres stratégies, d’autres dramaturgies, d’opérer contre ce clonage universel des hommes, des lieux, des édifices, contre cette irruption d’une réalité virtuelle universelle, ce que j’appellerai un transfert poétique de situation ou une situation poétique de transfert, vers une Architecture poétique, une Architecture dramatique, une Architecture littérale, une Architecture radicale, dont nous continuons tous de rêver, bien entendu.


Jean Baudrillard




Non espace radical - Guidu Antonietti/2003
www.aroots.org

jueves, agosto 04, 2005

Mi mano sobre tu espalda

1
La muchacha que recoge conchas

Hoy he visto salir una mano desde el fondo marino, pero para mí era la mano que tomó la mía. Lunes, el martes los acertijos, el miércoles... el jueves, los días cargados de significados: mensajes tan difíciles de comunicar a mi hermana, a mi gato, a mi padre o a mi madre. Definir, traducir a palabras, pero que por eso mismo tú te me presentas decisiva; viernes, sábado, domingo. Son días, anuncios que se refieren a mí y al mundo a un tiempo en que tu silencio mira el trocito de playa, al momento en que marcabas la arena, con tu porte inconfundible: la cabeza alta, el cuello erguido, como orgulloso, en que las cosas no saben sino hablar de su ausencia. Y es de verdad que ahora no se es nada, sólo un juego de espejos en el que nadie se mira. Recuerdo la presión de tu mano, la fuerza sumergida, esa preciosa sujeción tuya de tantos minutos, momentos en que era dirigido a ti. Pero, ahora estoy solo y puedo ser yo, no recordarte: indefinirte, pensarte, usar mi pulmón izquierdo, guardarte en mi corazón, oírte en mi cabeza; dormir con la cabeza tapada, quieto, esperando que guardes un trozo de mí en tu memoria. La vida no es como una canción de Robie Williams—le digo a Yoli—, la vida ahora me hace levantarme a cerrar la ventana, sellando el cuarto de las paredes lilas, en que escribo y lanzo pedradas a tu laguna.

lunes, julio 25, 2005

Compañía


Julio: del color de mi piel

martes, julio 12, 2005

Estás en mí

Sábado por la mañana.
almost-fiction


Después de ella todo faltaría, las alegrías casi perfectas en todas partes ofrecidas a los ojos, las caminatas a pie lentamente con pasos irregulares y largos minutos perfectamente felices, los paseos entre dos árboles y jardines abundantes de césped raro, de flores diminutas, -que él le regalaba-, de estatuas ingenuas, de veces que soñaban con silencio; rincón extraño en la ciudad de México en el que podía ocurrir, en otoño, después de una lluvia, que ascienda un olor, intenso, a bosque, que a ella le encantaba. Las visitas de cinco minutos a Quijano, las compras apuradas en la tiendita de Doña Martina, que llenaban las gavetas; los estantes semi-vacíos, ocultos, apenas visibles por la luz roja de la persiana. Aquí esto, allá aquello, allá y más allá de allá; nada quedaría, sólo la pared y las puertas, la cortina rota, el espejo de hechicera roto, los restos de un plato de porcelana, una bombilla negra, el azulejo cuarteado, el graffiti tinta azul con el nombre de ella en el fondo del lavabo que aún conservaba el grifo cuello de cisne; el vidrio empañado: lleno de puntas de sus dedos invisibles. La cerradura forzada apenas dejaría penetrar el cuerpo en el espacio, insoportablemente lleno de ausencia: falto de los libros que abriría para leerle, falto de los cuadernos en que le escribiría una carta y falto de los discos que escucharían; y se daría cuenta de tanto piso, de las marcas que quedarían: una silla estuvo aquí, un librero, un florero; de recuerdos -porque los recuerdos llenan los vacíos, reavivan la ausencia- corrió seis y dos cuadras del barrio cargado de orquídeas, siendo los viandantes todo-ojos, y él con las pesadas manos llenas de flores avanzaba para dejar una en el florero. De manchas perfectas en la duela gastada que, delinearían precisas -como planos arquitectónicos- la forma de la planta de un sofá, las patas de la cama y las que proyectaban la mesa. De imágenes estáticas, sobre todo recordaría allá dentro que a ella le gustaba el cine, le gustaban las imágenes, a poco que fueran bellas, a poco que le arrastraran, le encantaban, le fascinaban. Que a ella le gustaba la conquista del tiempo, del espacio, del movimiento, y a él le gustaba el vértigo de las calles de Nueva York, el torpor de los trópicos, la violencia de los 'saloons'. Y después saldrían de la sala con pasos sincronizados, repitiéndose, colgados de sus manos.


Agustino

lunes, julio 11, 2005

Pa' Fuera Telarañas

Tu silencio
Bebe

Como quien tira de una cuerda que se romperá,
tirar, tirar, tirar, tirar, tirar...
Como sin darse cuenta rozar un poco más,
los ojos aún cerrados para no afrontar
que el aire es de cristal,
que puede estallar,
que aunque parezca extraño, te quiero devorar.
Que el aire es de crital,
que puede estallar,
que aunque parezca extraño, te quiero devorar.

En una esquina de su boca se dejó estrellar,
como la ola que se entrega a la roca,
perdida en el abismo de unas manos sin final,
tan grandes que abrazaban todo su planeta.

Ahora no estás aquí,
ahora no estoy aquí,
pero el silencio es la más elocuente forma de mentir.
Ahora no estás aquí,
ahora no estoy aquí,
pero el silencio es la más elocuente forma de mentir.

En tu silencio habita el mío
y en alguna parte de mi cuerpo habitó
un trozo de tu olor,
en tu silencio habita el mío
y en alguna parte de mis ojos habitó
un trozo de dolor.
Ahora estás aquí,
ahora estoy aquí,
abrázame para que piense alguna vez en ti.
Ahora estás aquí,
ahora estoy aquí,
abr�zame para que piense alguna vez en ti.

En tu siilencio habita el mío
y en alguna parte de mi cuerpo habitó
un trozo de tu olor,
en tu silencio habita el mío
y en alguna parte de mis ojos habitó
un trozo de dolor.
En tu siilencio habita el mío
y en alguna parte de mi cuerpo habitó
un trozo de tu olor,
en tu silencio habita el mío
y en alguna parte de mis ojos habitó
un trozo de dolor.

Que el aire es de cristal,
que puede estallar,
que aunque mis labios no hablen,
te quiero devorar.

abrazo a ti

viernes, julio 01, 2005

Eco

Salvapantallas
Jorge Drexler
Tengo tu voz,
tengo tu tos,
oigo tu canto en el mío.

Rumbos paralelos,
dos anzuelos
en un mismo río.

Vamos al mar,
vamos a dar
cuerda a antiguas vitrolas.

Vamos pedaleando
contra el viento,
detrás de las olas.

Tengo una canción
para mostrarte,
talvez cuando vaya...

Tengo tu sonrisa
en un rincón
de mi salvapantallas.

Años atrás
de pronto la casa
se llenó de canciones.

Músicas y versos
que brotaban
desde tantos rincones.

Vamos al mar,
vamos a dar
guerra con cuatro guitarras.

Vamos pedaleando
contra el tiempo,
soltando amarras.

Brindo por las veces
que perdimos
las mismas batallas.

Tengo tu sonrisa
en un rincón
de mi salvapantallas.


a ti

martes, junio 28, 2005

Climático

“Ella se casó con un buen muchacho que tenía una casa con un balcón, una bicicleta pintada de blanco y una radio en la que en días claros se podían oír los radioteatros que transmitía L.L.L.1 Radio Magnum de Entre Dos Ríos, y bailó el vals calzada con zapatos de raso blanco. El día en que tuvo su primer hijo apareció una yema de un verde muy pálido a orillas de la gran laguna.”
"El inconfundible aroma de las violetas silvestres
ANGÉLICA GORODISCHER
Llueve, no sé si interese la apreciación meteorológica, mas pasa así. Llueve silenciosamente cadenciosamente: gotas grandes minúsculas caen recaen antes de que gire la manecilla del reloj después. Llueve desde el jueves por la noche, no cesan de aventarnos “jicarazos del cielo (leve recuerdo de un cuento de mi padre). Llueve intensa apretadamente sobre la tierra toda. ¡El ritmo de techos! Cuando las señoras vestidas de niebla descienden de los cerros sólo es para tender ese manto espesísimo que avisa la noticia, que corre como reguero de pólvora—¿qué escribes inti? (la pólvora es arqueología)—¡Llueve de una vez por todas! como por terrible inercia como si se estuviera en un imprevisto eclipse.
Llueve:
S
E
I
S (otoG)
C
A
E
N

Protagonista y en camado

CINE... Korea, 2001

Ella es una actriz
Se seca y mira el mar
Se viste de plata
Nadie la viene a buscar

No espera que toque el timbre
Se monta en su convertible
Y se va, ya verán

Qué se puede hacer salvo ver películas
Sueño con la actriz
Que se seca y mira el mar

Mi corazón es de ella
Mi mente está en las estrellas

Sobre la T.V. se duermen mis dos gatos
Salgo a caminar para matar el rato
Y de pronto yo la veo entre los autos
Justo cuando la luz roja cierra el paso

Me acercaré al convertible
Le diré quiero ser libre,
Llévame, por favor
Qué se puede hacer cuando las estrellas caen
Qué se puede hacer salvo ver películas.

Charly García, Qué se puede hacer

El fin de semana, mi hermana alquiló una película para mí: Quisiera tener una esposa, de Park Heung-shik; la disfruté mucho y una vez más fui victima de esa maldita afección del corazón; me enamoré de la protagonista: Jean Do-yeon... qué lástima está ella tan lejos.

Jean Do-yeon

Para ti: mi abrazo

Red & Blue

Quizá ya lo hayas visto.
Me ha gustado muchísimo.


Gracias Sandra.
www.haringkids.com/master_act_color.htm


jueves, junio 23, 2005

Pensamento

En ti, sólo pienso.
En teu bonita.

e s p e r a r
s a l t a r
a d i v i n h a r
n o m b r a r
e x t r a ñ a r


Sandra S.

miércoles, junio 22, 2005

Cinema

Yo sé que ahora vendrán caras extrañas
con su limosna de alivio a mi tormento
todo es mentira, mentira ese lamento
hoy está solo mi corazón.
GardelLepera, Sus ojos se cerraron


Me gusta su voz. Su gracia tiene que ver con cierta aspereza suave. Su tono juguetón y distendido. Me gusta cuando aparece y creo que no aparecerá en las mañanas, y entonces me adelanto, me levanto más temprano para pensar que así pueda aparecer. Sus frases entrecortadas y su saludo dejando ver la palma bien abierta avisándome que es ella y no ella—la de allá: encima de su hombro—. Y dice su nombre para que en verdad la reconozca y deja claro que es a mí a quien le habla, con su abrazo. Con su reloj, aclara la hora,
—a las 6 con 30...
la cita empieza... Me gusta también cómo le cae el pelo sobre la cara o cuando me cuenta que no quiere que se note que pasó por la peluquería. A ella también le gusta su cabello. Me gusta cuando frunce la nariz—¿es idea mía o frunce la nariz cuando está en desacuerdo con algo?—; también cuando sonríe. Hoy me hizo sonreír, primero eligió “Madagascar”, film animado por tres pingüinos
—“callados y felices... callados y felices...” (algo así decían, algo así ella decía después por tantísimas calles que me fue enseñando...).Segundo, sus largos pasos, porque tiene las piernas muy largas. Y hay terceros y cuartos, por ejemplo cuando sugirió quién debería pagar el café, quién las entradas de cine. Me entusiasma pensar en las pequeñas obsesiones que intuyo en su vida, la disciplina que imagino en el discurrir de sus horas.

sábado, junio 18, 2005

Tarde

Las líneas del perfil se pierden entre nubes que bajan, desaparecen los bordes, eso que le llaman el finisterre. Las antenas de radio, las torrecitas descarnadas, las levísimas puntas y marañas de cables que se acercan, precisan de la vista breve. Todo desvaneciéndose porque-también-cae la noche en un sueño todavía oloroso, todavía apenas. "Cuando las nubes descienden tanto a los cerros, es porqué están haciendo el amor la Tierra y el Cielo", decía el abuelo del gringo, mi amigo, mi más bello y mejor amigo: su cara era una fiesta: alto, plateado como una escama de mújol... Y se siente el frío éste, de estar allí, en el vacío húmedo solitario que me aleja de eso allá, para ver. Para que se haga la vista y a la superficie salgan los nombres y recuerdos, nostalgias; melancolías de cuando niño en el pueblecito se miraba así, -allá llovizna -dicen fantasmas en mis voces dentro, rostros irreconocibles, timbres que reverberan en las anfractuosidades de la montaña que se mira; acá en la equis del corazón. Y uno miraba acercarse la lluvia, con temor incierto, sin angustia, con la emoción con que te espero a solas, para refugiarnos en una de las tantas casas inventadas en sueños y en palabras.

"Desvaneciéndose"

jueves, junio 16, 2005

Daff

Lo mejor... las palabras de ella.

Sandra T. y Big Fish.

martes, junio 14, 2005

Aretes

En ella... el recuerdo de tus joyas, una la llevo cerca a mí, entre mi corazón...

En el fin de toda noche como esta, fuimos invadidos levemente por una lluvia agotada, sin la fuerza necesaria o fue furia la del viento más, porque cesó pronto, casi como la instantánea que nos tomamos en la azotea..., de tarde. De nuevo podría comenzar-dicen-porque calor hace, porque el gato con temor ha vuelto, porque ventanas algunos cierran, porque corren en la calle sin paraguas, porque algunos se besan bajo estrechos toldos: se esperan... dilatando su amor en sus bocas en sus labios secretos, de un rojo negro; en penumbras esperan retardarse en una lluvia que no empieza. O fue la repentina mala suerte, de unas ganas, de mis ganas de llover y, sentir este cansancio de caer como gota, sin pender de pensamientos, de dormir... bien.

Gustave Klimt: The Kiss

domingo, junio 12, 2005

De mino y viola

(fragmentos)

En el triste solo quieto momento de pensar en ella. De recordarla en el silencio en que la oía, a pesar de la red de menudos ruidos que lo envolvían. Su silencio tranquilo y el silencio de ella que se oye, rodeándolo por murmullos pasados ya, por cantos de sirenas luminosas que veía, abajo en la vía, en silencio pasar. Conteniendo la respiración, suspendiéndose, estaba alerta del paisaje circundante; como si en cada oscuridad más densa asomaran puntas de estrellas allá donde es más lisa la superficie del cielo. Y esto servía para avivar sus recuerdos. Se abrían en el silencio como una ostra hasta el punto de que ella se fuera revelando como un distinto planeta o una palabra nueva. Entonces se gritaba por dentro la palabra de su nombre, se gritaba invocaciones poemas versos. Un eco largo avanzaba en la oscuridad de dentro de su cuerpo, siendo ella en él, siendo un silencio viajando adentro. Siendo sus ojos la noche. Sus ojos que siempre lo miraban en silencio, y él, contenía la respiración porque estaba en ella, porque había entrado a un mundo más allá de cualquier palabra, y en ese corazón de palabras había silencio.
Un silencio de calles empedradas separaban a las casas, y en las terrazas de ellas; en los balcones, había cantidad de Minos pensando en su Viola.


"Melancolía", fotografía de Amanda Ruiz, de
su estancia en Buenos Aires.

Mensaje

Me siento para contestar en la tranquilidad y soledad el mensaje-tan esperado-mis ojos empiezan a partir-se, quebrándose... casi no puedo parpadear. El dolor transformándose, avanzando en mí, como hormiguitas arrancando pedacitos de mí, quedándose. Apenas puedo escribir, ¡imposible escribir un poema! Procedo con las gastadas palabras: los mediodías larguísimos, my bad poetry... Cómo me ha afectado, hay palabras que alejan, y esa es tan blanca como el paisaje polar de esta hoja. Me corta, me parte; divide mi silencio... hace más ancho el hueco que siento. Y solo quedan las ganas de llorar, quedan segundos últimos, sitios inexistentes que cristaliza la memoria: cada calle contigo, cada metro contigo, cada escalera contigo, es decir: desde que estabas. Los ojos miran el suelo pisado 'sin', un suelo sin la 'diamantina' que dejaban tus pasos. Quizá en otro tiempo; quizá, todavía, en este tiempo en que trato de acoplarme al ritmo del universo. Me he tardado escribiendo planas y planas de letras que no sé... Me he demorado en noches de tormentas tachando una palabra que me duele, y las horas extendiéndose tanto al recordarme sentado veinte centímetros por encima del asfalto: esperándote con los ojos empañados.
Qué manera de hacer viento. Cada vez viento más, como han sido todas las noches acodado en el balcón de la terraza, esperando el triste solo quieto momento de pensar en ti.

viernes, junio 10, 2005

Tatiana Sereno

Partiste-te

Queimas, ardes, estilhacas o meu altar.
Foste o meu inti, foste o meu mar.
Foste musica, agora es so ar.
Es o po das teclas do meu corpo.
Quase sempre, mais do que devia,
vejo-te quebrar a luz do caminho que escolhes.
Ja es transparente, gelado e ramificado.
Partes-te.
De vidros nos olhos, estas partido.
Partiste-te.
Partes.
Partes para o mundo dos cacos que nao se colam.



poemas para mim: Tatiana desenfocada.

martes, junio 07, 2005

La loteria es un juego similar al bingo...

Sandra

Proyecto de Teresa Villegas
Pintura al oleo, sobre

panel de madera en
gran formato.

lunes, junio 06, 2005

mino y viola

Estoy aquí, ya no en la ciudad, y es rara la ciudad sin mí. Aquí, en donde son claros los cielos, en donde camino por las calles provincianas y debajo de balcones que laten a bugamibilias..., debajo de acacias. Las cocinas, los negocios empiezan a abrirse, y de dentro empiezan los sonidos. Es raro, son voces pequeñitas, no es el sonido del metro. Una señora compra un jugo, en vaso rojo, de naranja, la peluquería aún no la abren, la muchacha a la que le pregunté la hora: 8:47, reloj móvil. Los novios también se levantan temprano, caminan como lo harían por las tardes: de la mano, se besan en los rellanos.
Quise pasear por atrás de Catedral, pero la ciudad ya no está aquí; soy solo y ciudad, cuando estoy en ella, caminando por vías, torciéndome en las esquinas, parándome enfrente de las panaderías, de esas de ventanales amplios; buscando esas redondelitas multicolores que alguna vez me contaste que te gustan, buscando otras calles, pensando en ellas: alguna vez pasé por aquí, contigo no pasé por aquí, aquí me dijiste esto, aquello; aquí sonreíste así, aquí nos detuvimos... No rodee la ciudad, solo aspire la vi poquito: cuando subió el metro (tres estaciones), y de noche: hay tantas lucecitas alrededor de la tuya. Hay lugares brillantes como barandillas en la mente cuando camino por la ciudad, en que recuerdo cosas que me contaste, lugares que recorrerás, que recorres sin mi, que no quise recorrerlos sin ti, intersecciones, bares pequeños, amores pequeños. Pero siempre que pase por esos lugares-cuando esté en la ciudad-en los que juntos anduvimos, sentiré la ciudad mía: nuestra.
Hoy uso mis zapatos de cuadritos (blanco rojo), piso los centímetros de tierra sin ti, piso lugares que no camine contigo. En la ciudad pisé con ellos 'tiempos', esquinas en las que te abrazaba, pisé parques en los que besaba tus besos.

miércoles, junio 01, 2005

Recorte

En la pared los recortes se desordenan con sus manos, se ordenan también con la suerte de un juego de dominó. No hay equilibrio entre las imágenes y textos que resaltan sobre el color del muro; encontramos el rostro reconstruido de Tutankamón y la última letra del alfabeto en gran tamaño, los zapatos de diseñador que usó una mujer en 'hartos' viajes; la portentosa pose del 'tío Víctor', cruzado de brazos, descansando en sí, despreocupado; el salto de dos contrincantes numerados, sonrisas ambiguas en los rostros de muchas mujeres, todas ellas con el negro anacrónico en el tono de sus faldas.
Cada imagen supone curiosidad, historias, sueños o simple ociosidad. Las relaciones se producen en el papel, en acomodar sus tamaños a las palabras. La 'zeta', por ejemplo, última en su fila, está ausente de la palabra que designa al faraón, éste, por el azar o el desacomodo, mira con su 'nuevo' rostro la aureola descubierta de una bellísima mujer, pero, su cráneo, ciego pesado y pasado se conforma con unos gastados tacones viajeros. Las posibilidades que el sentimiento y momento otorgan, forman un crisol de 'oportunidades' que, llenan 'esos' huecos en el estar, y en la pared; donde los recortes permanecen sujetos por milímetros de "diurex", por los toqueteos y miradas que se deslizan. El ojo los mira y relaciona, pero, es brevísimo el recuerdo. Apenas empieza a gestar el viaje del 'tío Víctor' a 'Faraónica', y basta un parpadeo para que le encimen el 'nuevo' que, la mayoría de las veces representa un opuesto. No hay ciudades fantásticas, hay imágenes recurrentes: de olvido, de horizontes, de extrañezas, imágenes que incitan a negar el tiempo, imágenes que niegan que exista una distancia. Así, el muro descolocado, transformado en trozos de mundo, es un recipiente transparente en donde todo en mínimo cabe.


jueves, mayo 26, 2005

Algo sobre Lis

Dos pesos le valió la vida a Lis. Cuando la conocí, llevaba ya cien meses sin hablar, un mutismo precioso, y a la vez terrible fue el velo que me la presentaron. En ocho años, recorrió toda la costa para llegar a la ciudad. Iba a pie, -me contó una vez, sacando de su talega papeles en los que escribía. Hacía descripciones de lugares imposibles, había mapas de rutas, geografías, dibujos de infantes y brazaletes de señoras; dibujos de sonrisas de sandías; indicaciones para poder encontrar piedras argentosas bellísimas, croquis de lugares exóticos y señales para encontrarse. Un día -deje de hablar -y seguía, sus ojos miraban lejos siempre. Al irse hablando, era como si se hablara así misma, como si se fuera reconociendo en su voz. -Hace tanto -con su voz bonita, y dulce como el lago en el que reconoció su rostro... -me volví a ver, ahora me vuelvo a escuchar. Dejaba brotar sus sonrisas, y se reía aún más porque miraba sus dientes entre sus labios... -blanquitos, de leche... -repetía, su timbre era hermoso, todo lo que encerraba su boca, se abría como la Pandora, y salían sus sonidos mezclándose en el aire y sus manos que no dejaba de mover, de mirar, de tocárselas. -Ellas hablaban, ellas veían, ellas caminaban -así eran las palabras que decía al ver sus manos. Las quería tanto, como enternecerse por recordar hablar.
En la ciudad vivía cerca de las autopistas, le gustaba el sonido de los autos al oscurecer, le recordaban las larguísimas jornadas en que caminó, sola, al costado de su mar. -Es mío, es mío, -una vez me dijo, con ese acento y egoísmo, entretejido por rutas y veranos en los que sólo se concentró en escuchar. Escuchaba mucho la noche aún en la ciudad, -ésta, tiene diferentes tonos, -me decía, pero nunca me descifraba esa magia que había aprendido, siempre su voz la cortaban pequeñas y exactas frases; usaba las palabras adecuadas, palabras que nunca he escuchado. La música en su voz, era, sobretodo, infinita, Sirena encantadora.
Por un tiempo se dedicó a escribir reseñas de libros. Después, temerosa por hacer aparecer a los desconocidos en sus artículos, decidió abandonar la palabra escrita, y se concentró en hacer joyas, precioso oficio que aprendió en varios lugares que la mar cortaban. Fue allá, en ese primer día de la semana, en que la mujer del silencio me habló. En mí, como nunca antes, vibró la intensidad de querer seguir escuchando a alguien, que, aunque no hablaba mucho, se dejaba escapar en su voz. Y era mágico, me convulsiono solo de recordarlo. Difícil encontrar a Lis en los renglones, su vida fue tan intensa y estos renglones me resultan parcos para expresar poquito de ella, mas aún, me conmueve saber que es imposible verla. Las imágenes, los sonidos, los recuerdos que conserva la cabeza son borrosos, nada nítidos ya, quizá, como lo fue su vida en la ciudad. Quizá, su vida costera y el camino de cien meses, también se iban borrando en cada noche y cada día en la ciudad. Dos pesos le valió la vida a Lis, dicen que dicen, que a la Sirena, la que gustaba tomar litros y litros de té y fumar sin descanso y sin placer aparente, después de escuchar el triste sonar de los neumáticos en la vía; la que no habló en ocho años, la más bonita y la más bonita voz de todos los domingos; desapareció en el bus, no bajó jamás... Me gustaría pensar que no subió jamás, sin embargo, siempre hace más intensa la forma de morir en las noches.