jueves, enero 28, 2010

p - oetry

Llegó, marca mi aliento.

aunque también las vi
historias de los peces
contundente corte de cualquier vía hacia la narrativa
o a la narratividad
voces/sin voz
nadar



Peceras

Somos más peces de lo que nuestro orgullo de mono erecto, bípedo y según colonizador de no sé qué evolución absoluta está preparado para admitir. Tenemos peceras de todos tamaños. Algunas son más bonitas que otras. Algunas tienen basura. Algunas no tienen agua. Todas son peceras. Somos peces ahogados en petróleo, en chatarra, en imagenes, en canciones cursis, en problemas migratorios, en espera de una muerte de olvido o de violencia. Somos testarudos insípidos del tener recuerdos inventados a los que llamamos Historia. Nuestra memoria es como los 10 segundos del pez en proporción al tiempo que vivimos: cuando llegamos del otro lado de la pecera ya no recordamos que estábamos allí ¿Somos capaces de ver siquiera más allá del tiempo que pasó por nuestras narices hace 30 años, hace 15, hace 6? No, no hablo de recuerdos como de trebejos, como nostalgias estetizadas. Hablo, por supuesto, de una palabra que no me gusta pero que a Lispector sí y la recuerdo cuando lo digo y eso es aprendizaje, eso es conformación de la memoria, eso es aprender a vivir de otras maneras, eso es creación, eso podría ser hacer explotar estas peceras en las que vivimos.

Hoy en mi buzón de correo electrónico había una respuesta a un mail mío que decía:

"hay un principio que rige la política es el de la 'memoria corta' o no memoria de un pueblo"

Pareciera que estamos condenados a darnos de topes contra los cristales sin recordar que atravesamos todo ese camino para salir de allí.

Y... los cristales son tan frágiles...

viernes, enero 01, 2010

o

Hay un enero que me gusta, primo, y no está en el extremo en que te encuentras. Como has predicho, algo se pierde cada vez. Recuerdo tu insistencia en recuperar esto que se va. Alguna vez nadaste contra corriente, cuando íbamos de pesca con los tíos, para recuperar la sandalia; tuvieron que moverse pronto para que no te ahogaras y después te premiaron con una carpa para ti solito. Grande el pescado, con sus escamas rojas y doradas, pero no te bastaba, lo que deseabas se lo había llevado la corriente del río. Pero las cosas no se pierden⎯primo⎯se hayan diferentes, se comparten y amplían esta vida acotada. Hay un enero que empezaba con ustedes y nosotros; hay este enero ahora, abriendo un hueco en el aire por donde atraviesan mis recuerdos.