sábado, diciembre 10, 2005

Fiat Lux

Único
inmutable
ilimitado
inmóvil
Son puntos, apenas pocos. Para ellos, hacer su recorrido nocturno nunca ha sido tan maravilloso. Se les empieza a ver cuando oscurece y cuando el tráfico rodado no es continuo. Los Hacedores de lucecitas, salen de su robusto automóvil, confiados en tejer, entre el limbo que hay de poste a poste, una cinta parpadeante que fascine con su intermitencia al ojo, o simplemente alegre, al que camina de noche y a esa señorita que deja flotar su pelo por la ventana. Para mañana (por la noche), la calle estará toda luminosa y bonita pero, repleta de un sentimiento contrario al animo que se mira en las parejas de amigos, que juegan con sus dedos a señalar esos puntitos de luz y que con apenas breves movimientos de sus dedos, dibujan un regalo: las antenitas de un insecto, el vientre de una oruga. Las sigo con el pensamiento cuando dejo de verlas, y cada que las veo, advierto que allá, en un lugar fuera del tiempo, las pudimos ver; y eso me llena de una gran ternura. Es cierto que me hacen llorar, pero yo no sabía que un llanto podía ser tan dulce, porque así existes dondequiera, y siempre estás brillando y cambias de colores, y te marchas en la lucecita roja y te fundes en aquella azul. Y nos vamos cuando cesa la noche, cuando cae esta palabra noche y subimos la palabra día, y entonces nos quedamos guardados en el hueco de la mano, déjame cerrarla para sentir que abrazo.

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