miércoles, marzo 28, 2007

Lorenzo

Escribo con fondo de la música de Bright Eyes, This Is The First Day In My Life, y sí, me gustaría decirlo. Llorar por vez primera después de salir de la cueva de Platón. En la mañana recordé que había tenido un mal sueño, no se trata de haber dormido en posición incómoda sino que soñé mal. Casi no recuerdo mis sueños, se empolvan en mi memoria y luego los olvido, pero este volvió intenso al llegar a casa y ver que no estaba papá, sólo había en su mesa de estudio los papeles llenos de su caligrafía pesada, sus libros de Sartori y las fotografías que recorta del periódico y pega en la pared. Siempre que se va a escribir al mar nos avisa, pero hoy, extraordinariamente se alejó como un fantasma; en mi sueño él moría extrañamente y yo no sabía después qué hacer y eso me dolía mucho. Me incomoda no haberle abrazado en el amanecer, mostrarle afecto de alguna manera, me consuela que ya hablamos y está bien, escribiendo como Camus al ver una muchacha bella: “eh ya viste qué linda gaviota”. Ayer, antes de su rara partida, me hablaba de la magia, de sus deseos que se convertían en realidad con sólo pensarlos: —llegué, apunto estaba de entrar a la casa, y en la puerta negra me dio un antojo de pan. Lo pensé mucho y al mirar de nuevo a la vía pasó un hombre con gorrita de judío y una joven de pelo rubio, parecían religiosos, tal vez ángeles, tú sabes que yo no creo en eso, pero, llevaban un carrito con pan... Me lo contaba con una sonrisa muy sincera como de alguien que no muestra las emociones muy seguido, como si riera por vez primera. Pienso en él, en su caminata en la costera, escribiendo poemas de los granitos de arena, leyendo a Foucault a Baudrillard, enamorándose de la soledad. Espero que mi mal sueño no se repite y se hagan rápido los momentos para platicarnos mucho más.

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