miércoles, octubre 15, 2008

Parco-aún-.

Un palabra se come a otra como un pacman cibernético, desordenándolo todo, agitando el corazón, removiendo esta arcilla del recuerdo, y mi nombre desaparece: omar oar or sólo un punto indeciso sobreviene: ombligo, pliegue de agua en su interior. Y este chico que no deja de hablar de Almodovar y del colectivo “Animas”; del alemán, fondeándolo todo con su pared de ciento cincuenta películas: Santa Sangre, Muñecas, Naranja, me parece estar viendo los anuncios del cineclub universitario, lugares físicos comunes que no me atraen, yo quiero una emoción, una más allá de esta. Quiero besar el envés de esa montaña, alta y silente como un espejo de pasadas caminatas, brincar hacia la noche. Quiero atravesar tu ternura con mis besos, pulsar mis palabras para ti.

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