viernes, junio 22, 2007

Pátina de noche

Somos como el espejo, podemos vernos, intuirnos, adivinarnos, sospecharnos, sin embargo cuando te toco sólo siento la palabra que escribieron mis manos para ti. Extender el brazo no puedo hay milímetros de espesor que me detienen, tan poco y distante. Veo mi rostro en este espejo buscando tu rostro, que llevo como un tesoro en el desorden de mi otra memoria: la USB. Cuando el fuelle de las horas se estira mucho presiento que el día está a punto de reventar, y de esa revolución aparece tu constelación de letras, y yo me siento contento aquí, extrañándote a veces azul y muchas nublado, queriendo, a lo Albert Camus, que caiga bruscamente la tarde, y que se espese la noche y que por esa ventana abierta entre el aroma de tu presencia y de las flores. Y sentir después este derramarse agradable de la noche sobre mi cuerpo moreno, escuchar sus ruidos que suben desde todos los pisos de la casa, cargarme de presagios y de estrellas, dejar que se deslice el sueño en mí con tu nombre en mis labios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...a veces azul neón...